girando el gentío del fuego
y sus posibilidades frígidas,
lamiendo la curva férruginosa de mi espalda
suspirando con el viento, usurpándolo
murmurando mi letanía gimiente,
así has abierto todas las horas,
has aliviado tanto mito y maldición
como sostenía mi espada
pesada
mientras Damocles lustraba con graffitis
la pornográfica blancura de los muros
y yo que amo la palabra que no está hecha de pan
y he dilucidado en tu anatomía tantas metáforas,
yo que estoy en el balandro de la palabra
siempre insatisfecho,
parecido a las quemaduras en las pupilas
cuando la sed ha abierto la mirada,
te doy cuanto tengo, soy el leproso que toca
el hueso a todas las estrofas.
Gravitando muscularmente mi pensamiento
has desnudado todas las cerraduras
y ahora pretendes prevenirte.
Cuáles son las ciénagas que te borran,
yo sabré aclimatarte a mi inspiración
para que todos los versos te encumbren,
yo sabré resignar el mundo
a tus pies que todo han besado,
yo sabré circuncidar el odio
para que todas las nubes del templo
nos inauguren con su lluvia.
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JAIME CEREZO ALBERDI
nacionalidad española
Con este poema participo en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama